AMIGOS DE LOS GITANOS RUMANOS- EL GALLINERO

AMIGOS DE LOS GITANOS RUMANOS- EL GALLINERO

lunes, 21 de marzo de 2016

Ante el artículo de El Mundo ayer domingo 20 de Marzo de 2016 sobre los sucesos en la Plaza Mayor con aficionados del PSA

Estimado director del periódico El Mundo, 

Le escribo en relación al artículo que apareció ayer en la sección Crónica de su periódico titulado "Dos días y una noche con las seis Rumanas humilladas en Madrid por los hinchas del PSV" firmado por Lucas de la Cal.

No tengo ningún motivo para desconfiar de la buena intención de este periodista "visibilizando" a las mujeres gitanas Rumanas que, como él dice, "son invisibles" la mayor parte del tiempo. Sin embargo, creo que Lucas ha abordado el tema desde un posicionamiento que, lejos de devolver cierta dignidad pública (privada seguro que la tienen) a estas mujeres, las pone en una situación de mayor vulnerabilidad al describir la situación en la que viven desde los estereotipos negativos que suelen determinar la visibilidad pública de los gitanos (y en especial de los gitanos del este). 

Hay dos cosas que me llaman mucho la atención: la primera es que inevitablemente hay que vincular a estas mujeres, de etnia gitana y origen Rumano con el asentamiento del Gallinero. Llevo trabajando en ese asentamiento desde 2007 y ninguna de las mujeres con las que el periodista supuestamente comparte 2 días y una noche vive en el Gallinero. Tal vez hubo un error de comunicación ya que como el propio periodista dice no hablan muy bien castellano, o tal vez simplemente venía bien. Pero por supuesto no se comprobó. Tal vez alguna de las mujeres, de forma muy digna, le dio esa respuesta para salvaguardar su intimidad y que no le hiciera más preguntas. Todo es posible.

Lo que si que parece es que ubicando a una de las mujeres en el asentamiento el Gallinero ya tenemos enmarcadas a estas mujeres "humilladas" dentro del imaginario colectivo sobre las gitanas Rumanas, malviviendo al margen de la sociedad.  Subtitular el artículo diciendo que "sus padres las vendieron a mafiosos" o  escribir que duermen en la calle (para después presentar esto como una opción personal al final del artículo) no me parece que aporte mucho más que el refuerzo de dos prejuicios sobre los gitanos: que son mafiosos, que venden a sus hijos, y que no se quieren integrar. Todo esto, desde mi punto de vista, está impregnado de las ideas racistas que tenemos sobre los gitanos las clases medias Europeas. 

El otro aspecto que me llama la atención es que pese a que una de las profesionales de ACCEM, que tiene experiencia de trabajo con el colectivo de gitanos del este que han emigrado a nuestro país le diga al periodista que los casos de mafias son excepcionales, casi todo el reportaje está basado en esta idea, en que hay mafias de la mendicidad. De nuevo, describir a todo un colectivo de migrantes, además étnicamente diferenciados como gitanos, a partir de casos excepcionales no hace más que reforzar los estereotipos negativos y actitudes racistas. 
Bien es cierto que el artículo recoge la opinión de Miguel Fonda, que opina "Hay redes de delincuencia organizadas desde Rumanía que trafican con ciudadanos del Este, a los que tienen trabajando en condiciones de esclavitud. Casi todos los que están mendigando en las calles son extorsionados". Miguel es presidente de la Federación de Asociaciones de Emigrantes Rumanos en España, asociación que ya ha hecho otras declaraciones en las que deja claro que quiere diferenciar a los migrantes Rumanos de los migrantes Gitanos Rumanos, ya que les perjudica que se les cargue con el estigma negativo que tienen los últimos. Tal vez esto de pistas de el lugar desde donde hace estas declaraciones y confirma el argumento de la visibilidad negativa que se da al colectivo gitano rumano desde la prensa. También me gustaría saber qué tipo de contacto tiene con población gitana Rumana para hacer esa aseveración y los datos que maneja. 

Curiosamente, el autor del artículo no ahonda más en los motivos por los que la policía se llevó del espacio público a las mujeres y sin embargo no dijo nada a los hinchas del PSV, como bien señala en su comunicado la Fundación Secretariado Gitano. Tal vez hubiera sido otro posible enfoque para abordar la "invisibilidad" de estas mujeres que parece tanto preocupa al periodista autor del texto, analizando las desiguales relaciones de poder, el racismo institucional y sistémico que sufren los gitanos y otros factores fundamentales para explicar y entender lo que sucedió en la plaza mayor de forma menos sesgada que  el artículo que han publicado. 

Entiendo que el autor del artículo no haya reflexionado lo suficiente sobre la perspectiva desde la que escribe, que no sea consciente de que su -suponemos bienintencionada- representación de estas mujeres pueda contribuir a reforzar los estereotipos negativos sobre ellas y sobre el resto de los gitanos. Parece que el autor no es consciente de la vulnerabilidad de las mujeres gitanas en Europa, del anti-gitanismo Europeo, tanto en Rumania como en España, o al menos no lo tiene en cuenta a la hora de redactar su artículo. 

Lo que no puedo entender es que la línea editorial de su periódico no sea más escrupulosa con el filtro que pone a las noticias que publica, permitiendo que artículos así, que no aportan el contexto necesario para entender el evento de la plaza mayor, sino que a lo que recurre es a una descripción estereotipada, y añadiría racista, de la vida de unas mujeres a las que, con la excusa de visibilizar, se les coloca en una posición aún más vulnerable de la que estaban. 

Pienso que como periódico, en lugar de plantearse dónde está la dignidad de estas mujeres, deberían plantearse donde está su dignidad como periodistas permitiendo que se publique este tipo de artículos. Sinceramente, desde mi posición como médica de familia que lleva años trabajando con familias (que no mafias) que enfrentan día a día la precariedad crónica y la discriminación, me siento obligada a escribirle esta carta porque me parece intolerable colocar a estas mujeres en una posición aún más vulnerable. No es la primera vez que a su periódico le llaman la atención sobre la forma de tratar cuestiones étnicas, sobre todo con gitanos: no ser racista no consiste en no escribir la palabra gitano, aunque luego se haga una descripción peyorativa perfectamente identificable con la idea estereotipada de gitano en el imaginario colectivo, sino cuestionar esos estereotipos. 


Un saludo 
Beatriz Aragón
Médico de Familia en el Gallinero