A favor de continuar, los positivos y dejándose llevar los más pesimistas. En el fondo las ganas y la ilusión por celebrar la fiesta a todos nos hicieron mirar al cielo y lanzar el ultimátum: hoy nos respetas. Y así fue. Empezamos la tarea de limpiezas con algo de sirimiri que se fue difuminando para darnos paso a lo que al final resulto ser un día espléndido y soleado.
Se pudo acondicionar incluso la entrada gracias a Paco Pascual que transformó la lluvia en granizo de grava para la entrada al poblado.
Pronto empezó a surgir la gente, tan esperada. El poblado se llenó en un periquete y pronto supimos que estábamos destinados a pasar un gran día todos juntos.
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